26/05/2007

Características de la comunidad

La Parroquia María Auxiliadora está conformada por varios sectores y veredas desmembradas de la Parroquia San Antonio de Padua. Gente humilde, honesta, trabajadora y con un profundo sentido religioso.

Se nota en nuestro ambiente la incoherencia entre fe y vida. Las familias que conforman nuestra comunidad no han sido ajenas a la influencia marcada del secularismo, las sectas, y el relativismo ético y moral en desmedro de las sanas costumbres y auténticos valores humanos y cristianos.

Muchos padres de familia están en sus ocupaciones diarias y los hijos van creciendo sin su presencia continua, sin exigencias claras y a veces sin el ejemplo y testimonio debido. Otros, subempleados, carecen de los recursos necesarios para brindar a sus hijos una completa educación con todas las implicaciones que ello conlleva. Casos de alcoholismo, drogadicción, prostitución, robo, asesinatos, infidelidad, presencia de actores armados al margen de la ley entre otros, hacen parte de nuestra realidad social.


La existencia de centros educativos y de entidades de educación superior es una gran ventaja en esta localidad que permite que muchos jóvenes y aún adultos se capaciten y puedan tener una mejor calidad de vida.
La religiosidad popular ha sido orientada pero creo que es necesario hacer una orientación más contundente sobre todo del fanatismo por la “sanación” otrora apoyada no siempre con discernimiento y que ha marcado la conciencia de algunos feligreses que en todo ven la presencia del maligno y para quienes su realidad es fruto de hechizos, rezos, maleficios, etc. de los cuales no desconozco su existencia pero darles prioridad es hacerles propaganda.

Desde los inicios de esta parroquia uno de los propósitos ha sido crear sentido de pertenencia e identidad y desarrollar un un serio proceso de evangelización, donde, más que actividades aisladas se asuman los verdaderos compromisos que implica ser cristianos.

En síntesis podemos decir que la gran mayoría de los habitantes de Barbosa se caracteriza por ser festivos, con sentido de solidaridad y fraternidad, sencillez, humildad y laboriosidad. Algunas debilidades son la desintegración familiar, la presencia de grupos armados al margen de la ley, la drogadicción, prostitución de menores, el abuso del licor y una religiosidad popular que, aunque positiva, necesita más orientación y urge una actividad plenamente evangelizadora.

Datos de Interés

Breve reseña histórica

Desde el siglo XVIII, los intentos por fundar nueva parroquia en los “Potreros de Barbosa”, se reflejaron en el ánimo de varios propietarios de tierras al querer separarse de Copacabana. Así, Don Jerónimo de Lara, en 1747, construyó una capilla en su hacienda de Graciano, la que dedicó a San Marcos. Posteriormente, en 1755, bajo la advocación de San Gregorio, Don Gregorio Ignacio Hernández hizo una capilla en la hacienda La Eme. En 1773 Don Gabriel Muñoz construyó una capilla en su hacienda Barbosa, la cual compitió con la de Graciano, al tiempo que se convirtió en Viceparroquia dependiendo, sin embargo, de la Parroquia de Copacabana.[1]

En 1792 varias son las exigencias que se hicieron a las parroquias ya establecidas, básicamente a las de Barbosa y Graciano, por parte del visitador de la vicaría de Medellín.[2]

Pasarían cuatro años más para que en 1796 y alrededor de la capilla y terrenos de Don Gabriela Muñoz, se fundara la Parroquia de la Nueva Colonia de Barbosa, llamada también Nueva Población del Señor San Antonio de Barbosa, jurisdicción de la Villa de Medellín, Provincia de Antioquia, Obispado de Popayán en el Nuevo Reino de Granada.[3]

Sin lugar a dudas y dadas las características particulares, como consta en descripción de 1792, esta capilla fue la “más cómoda y la mas alhajada… la mejor ubicada para generar a sus pies un pueblo, dado que está en medio de dos quebradas (hoy quebradas La López y Aguas Calientes) que la abastecían de agua, y suficiente terreno plano para construir plaza y calles a una prudente distancia del río Medellín”.[4] En estos términos, la capilla, entonces, permitió el surgimiento de Barbosa, al tiempo que se convirtió en epicentro y referente absolutos de los mismos pobladores.

El 20 de marzo de 1796 llegó el decreto de erección, otorgado por el Obispo de Popayán, Ángel Velote y Bustamante.

Por el crecimiento poblacional y la orden de Monseñor Valerio Antonio Jiménez, Obispo de Medellín, en visita de febrero de 1870, quien recomienda la necesidad de ampliar o alargar el templo, se opta por la construcción de un nuevo templo en la parte baja del pueblo. Dicha construcción se inicia en 1880 y se terminó hacia 1948 cuando Monseñor Joaquín García, Arzobispo de Medellín, ordena estrenar el nuevo templo y decir una misa semanal en la capilla. Desde entonces el centro de culto y de las relaciones de los creyentes con la Iglesia y sus ministros, se trasladó al nuevo templo y a su adyacente casa cural, también de nueva factura.

Después de una adecuación de la capilla por parte del Párroco Pbro. Hernándo Muñoz y ante el inminente crecimiento de Barbosa, en vistas a una mejor atención pastoral de sus habitantes el Obispo de la Diócesis de Girardota Monseñor Héctor Salah Zuleta crea la Parroquia María Auxiliadora por decreto 002 de febrero 24 de 2001. Para la creación de la nueva parroquia se segregaron terrenos de la Principal San Antonio de Padua, en su parte urbana y rural. Es nombrado como primer párroco el Pbro. Héctor Hernán Acevedo Puerta y como vicario parroquial el Pbro. Juan Guillermo Gómez Valencia. El 4 de enero de 2004 es nombrado como segundo párroco de María Auxiliadora el Pbro. Oscar Oswaldo Calderón López.

[1] José Rozo Gauta. Monografía de Barbosa. Historia Cultural, vol IV, tomo 1, Universidad de Antioquia, Municipio de Barbosa. Medellín, 1991, pág.365.
[2] Archivo histórico de Antioquia, colonia, sección eclesiásticos, tomo 81, doc.2251, folios 213v-214.
[3] José Rozo Gauta. Op, cit. Pag 366. entre 1955 y 1960, fue construído junto a la capilla el Centro de Bienestar del Anciano Fundación San Pedro Claver del cual, aquella tomó su nombre.
[4] Ibid, pág.366.